Identidad cultural y territorialidad son dos conceptos
claves interligados para el desarrollo y sobrevivencia de los pueblos y nacionalidades.
Los derechos humanos, es decir, los derechos civiles,
culturales, linguísticos, económicos, políticos y sociales, incluido el derecho
al desarrollo, “son universales, indivisibles e interdependientes y están
relacionados entre sí,” (Declaración y
Programa de Acción de Viena aprobados por la Conferencia Mundial de Derechos
Humanos).
Este gobierno ha arremetido con
brutal violencia hacia los pueblos indígenas, divide nuestras organizaciones, desaparee el SEIB,
cierra las escuelas bilingues y comunitarias, y
por fin desalojos de territorios indígenas para dar cabida a las empresas extractivistas, como es el caso de Tundayme.
Esto ocurrió el día 30 de septiembre de 2015 cuando los
militares, policías y guardias privados de la empresa minera china arremetieron
con maquinaria pesada contra las viviendas de las familias shuar en la
comunidad de San Marco de Tundayme de la
provincia de Zamora Chinchipe. También un 30 de septiembre de 2009 murió Bosco
Wisuma, educador bilingüe shuar por su
lucha contra la minería y la defensa del SEIB. Se repiten los atropellos.
Sin embargo, lo más catastrófico que se podía esperar es que
el presidente Rafael Correa fue al lugar
de Tundayme para dar apoyo a la empresa
extranjera y señalando que los indígenas son los invasores de esos terrenos. Por esa
razón deben salir de allí. Los
indígenas shuar, achuar y otros pueblos
han vivido milenariamente en esas tierras, son dueños ancestrales antes de la venida de los invasores europeos
y antes de la llegada de los mestizos colonos a la región oriental y de las
mineras y petroleras, y sin embargo se les
considera invasores..
Este desalojo forzado violenta
uno de los derechos fundamentales que es
la vida de esas familias. Si realmente
hubiese tenido voluntad de velar
por los derechos humanos, al menos antes
de desplazarlos, las autoridades del
gobierno debían haber
buscado otro espacio para
reubicarlos y no decir que tienen
45 días para solucionar el
problema, mientras tanto, las familias despojadas se encuentran en la calle,
mendigos en su propia tierra. Hace más
de dos años iniciaron destruyendo la iglesia, la escuela bilingue comunitaria y
ahora se consumó todo.
Para
aclarar lo de invasión es necesario
tener en cuenta el concepto de tierras y
territorios para las nacionalidades y pueblos indígenas. El
convenio 169 señala:
El término tierras cubre la
totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan
para proteger y preservar el medio ambiente de los territorios que habitan. (Art.13.
Convenio 169).
El concepto de “tierra”
está estrechamente relacionada con las tradiciones y expresiones orales, costumbres y desarrollo de las lenguas, sus artes, ceremonias y rituales, conocimientos, filosofías y
cosmovivencias, relacionados con la naturaleza,
el derecho consuetudinario, su vestimenta, el sistema de educación y valores. (Corte Interamericana de Derechos
Humanos).
Es decir para las comunidades
indígenas el poseer un espacio de tierra y su
relación con ella no es solo una
cuestión de posesión y producción sino un elemento material y espiritual del
que deben gozar plenamente, inclusive ese es el espacio para preservar nuestra cultura, nuestra
identidad, el legado cultural y
transmitirlo a las generaciones futuras[1].
Al hablar de Tierras y territorios comunitarios, se reconoce y garantiza a las
comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades, la propiedad imprescriptible de
sus tierras comunitarias que serán inalienables, inembargables e indivisibles y
que estarán exentas del pago de tasas e impuestos ( COOTAD, Art. 103).
Para
proteger este derecho, la COOTAD (Art. 100), señala que en el caso de que Los Territorios
ancestrales de comunidades, pueblos y nacionalidades, afroecuatorianos y
montubios se encuentren en áreas
naturales protegidas, continuarán ocupados y administrados por la forma
comunitaria, con políticas y programas de conservación del ambiente de acuerdo
con sus conocimientos y prácticas ancestrales.
Por
tanto el territorio es un espacio de
desarrollo que está relacionado con el derecho a la vida. “La realización del derecho a la vida y a la
seguridad e integridad física está necesariamente relacionada, y en algunas
formas es dependiente, del entorno físico de la persona” (Comisión Interamericana
de DDHH).
Asociado
al derecho “territorio” está el derecho de propiedad, un derecho de titulación y demarcación y un
derecho de restitución, compensación e indemnización. El derecho de propiedad
encuentra su fundamento en el derecho consuetudinario propio de cada pueblo
indígena. Es un derecho colectivo e integra todas aquellas cosas
materiales apropiables, así como todo derecho que pueda formar parte del
patrimonio de una persona. Es claro que el territorio que ocupaban los
pueblos shuar en San Marcos de Tundayame
fue un derecho consuetudinario propio de la nacionalidad shuar, heredado de
sus ancestros, por eso la defienden y
han dado la vida por esas tierras que es su hogar como el líder José Tendetza,
desaparecido el 3 de diciembre de2014,
caso que hasta el momento no ha sido aclarado y castigado por la
justicia. Por este concepto y relación
de vida es que los indígenas nos
aferramos a la tierra, la defendemos, el
grito y lágrimas de hombres,
mujeres, niños y ancianos shuar no tiene
que quedar en el olvido. No como en los siglos pasados, en la época de las haciendas, cuando
quemaron casas, mataron a indígenas,
defendiendo los intereses del gringo norteamericano; y todo quedó en silencio
este crimen, pero quedó flotando el grito de Andrés Chiliquinga “ ÑUKANCHIK WASIPUNGU” y nos llega hasta hoy para defender nuestros
derechos.
Por
todos estos atropellos y violaciones a los derechos humanos como UNE y CONAIE
rechazamos esta actitud inhumana contra
los hermanos shuar y exigimos el respeto y cumplimiento de las normas
nacionales e internacionales.
Octubre,es
el mes del inicio del holocausto para
los pueblos indígenas y continuación de lo mismo. Por eso: levantamos nuestra voz y solidaridad con la comunidad de Tundayme y con todos los
movimientos que está por la vida, la tierra, el agua, la educación y la
sobrevivencia.
Finalmente
planteamos que es necesario que la educación, el y la docente
profundice en el aula los
derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas, la defensa de estos derechos con valentía y
con una gran unidad. Y para ello es necesario la permanente formación y capacitación, aunque estemos
cansados y con sueño pero tenemos que
continuar en la formación y en la lucha,
Así dijo nuestra mama Dolores Cacuango: “Puncha tuta, llankakukpi, shamukukpi,
puñukukpipish yachakushpa katinami kanchik”. (Dolores Cacuango).
[1]
[...]Entre los indígenas
existe una tradición comunitaria sobre una forma comunal de la propiedad
colectiva de la tierra, en el sentido de que la pertenencia de ésta no se
centra en un individuo sino en el grupo y su comunidad. Los indígenas por el
hecho de su propia existencia tienen derecho a vivir libremente en sus propios
territorios; la estrecha relación que los indígenas mantienen con la tierra
debe de ser reconocida y comprendida como la base fundamental de sus culturas,
su vida espiritual, su integridad y su supervivencia económica. Para las
comunidades indígenas la relación con la tierra no es meramente una cuestión de
posesión y producción sino un elemento material y espiritual del que deben
gozar plenamente, inclusive para preservar su legado cultural y transmitirlo a las generaciones futuras.
Sentencia CIDH comunidad Awas contra estado de Nicaragua (OEA, 2001).
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